Un niño fue el centro de atracción en el duelo entre Pelicans y Knicks, luego que burlara la seguridad del pabellón de New Orleans para abrazar a su más grande ídolo, el canastero de origen puertoriqueño Carmelo Anthony.
Dado a que se trataba de un niño, no hubo intervención de seguridad.
Los arbitrios pararon la acción y tras el abrazo, al que la estrella de los Knicks correspondió con una caricia, el pequeño se retiró a su asiento.