Canciller ruso: revuelo por contactos parece “caza de brujas”

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, afirmó que el escándalo en Estados Unidos por los contactos del embajador ruso en Washington, Serguéi Kislyak, con miembros de la campaña electoral de Donald Trump "se parece mucho a una caza de brujas".

"No puedo no repetir la cita que difundieron medios informativos: todo esto se parece mucho a una caza de brujas. O a los tiempos del macartismo, que creíamos que en Estados Unidos, como país civilizado, era asunto del pasado", dijo Lavrov en una rueda de prensa conjunta con su homólogo salvadoreño, Hugo Martínez.

El canciller ruso recalcó que los embajadores son designados para mantener las relaciones entre los Estados, y que éstas "se mantienen mediante reuniones, conversaciones con representantes del Ejecutivo, parlamentarios, personalidades y organizaciones no gubernamentales".

Agregó que esta práctica diplomática "nunca nadie la ha cuestionado".

"¿De qué acusan al embajador Kislyak y a su interlocutores? De que nuestro embajador mantenía contactos con políticos estadounidenses que estaban en la oposición a la Administración de Obama", dijo Lavrov.

Subrayó que en Moscú no quieren ni van a "copiar como monos" este enfoque estadounidense y advirtió de que de aplicarse ese mismo criterio al embajador de Washington en Moscú, John Tefft, sería una "historia divertida".

El jueves, el fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, se inhibió de participar "en cualquier investigación existente o futura" del Departamento de Justicia sobre la posible injerencia rusa en los comicios presidenciales de noviembre pasado.

Sessions se apartó del caso después de que el diario "The Washington Post" revelara que mantuvo contactos con el embajador Kislyak antes de las elecciones, cuando actuaba como asesor de la campaña de Trump, algo que ocultó al Senado en sus audiencias de confirmación.

Estas revelaciones amenazan con crear una nueva crisis en el Gobierno de Trump, que ya vio hace unas semanas cómo los contactos con Kislyak antes, durante y después de las elecciones le costaban el puesto al entonces asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, el general Michael Flynn.

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