El Centro Nacional de Huracanes emitió a las 11am del sábado, 16 de septiembre, el primer boletín oficial que advertía sobre el entonces disturbio que llegaría al Caribe en los días próximos como el destructivo huracán María.

Puerto Rico intentaba recuperarse del huracán Irma, que aunque pasó al norte de la Isla, dejó estragos en municipios del norte y Culebra. Ese sábado que emitieron el primer boletín de María, más de 60,000 clientes de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) aún no habían recibido el servicio, pues el sistema había colapsado con ese primer ciclón.

Esa semana, cada tres horas, el País buscaba frenéticamente los boletines del CNH. Mientras pasaban los días, crecía la ansiedad de los puertorriqueños al ver como el sistema tropical se convertía en un monstruo del que la Isla no podría salvarse.

El lunes 18, el gobernador Ricardo Rosselló ofreció una conferencia de prensa para advertir al pueblo de lo que se esperaba: que el huracán María, entonces categoría 3, sería devastador para todo Puerto Rico y sobre todo, para la AEE. A las 5pm, ya era categoría 4, con vientos sostenidos de hasta 130 mph.

En la madrugada del 20 de septiembre, a eso de las 6am, entró por Yabucoa el ojo del huracán y durante más de 6 horas sus poderosos vientos e incesantes lluvias castigaron la frágil infraestructura de la AEE, árboles, letreros, edificios y miles de humildes viviendas que fueron los hogares de familias que ya no tienen nada.

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Y a un mes del paso de María por Puerto Rico, el País sigue sufriendo. Más del 80% continúa sin energía eléctrica, miles continúan viviendo en refugios, pues no tienen una casa a la que regresar, escasean productos de primera necesidad -incluyendo el agua embotellada- y los tapones atrasan a los puertorriqueños que ante la adversidad, intentan retomar sus vidas.

Al día de hoy, 78% de las gasolineras están abiertas, 88% de los supermercados operando, 71% de la sucursales bancarias abiertas y el sistema de telecomunicaciones está en 62%.  Mira aquí nuestra transmisión en vivo.

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Y como si fuera poco, el servicio de agua potable continúa inestable, en un 69% del consumo, por lo que la gente sigue buscando agua en ríos y quebradas, poniendo en riesgo su salud. 

A este día, son 49 las muertes confirmadas por el gobierno, una informada este mismo viernes por el gobernador Ricardo Rosselló por leptospirosis. Pero ese número podría aumentar, pues se esperan resultados que podrían confirmar ters casos sospechosos de la bacteria. Precisamente ayer, la epidemióloga del Esado, Carmen Deseda, advirtió que sospechan de otros 74 casos de contagio de la letal bacteria. 

Además, el País se vacía. Según el gobernador de Florida, Rick Scott, unos 50,000 puertorriqueños han llegado a ese estado después del paso del huracán. Esto, en adición a los casi un millón que se han registrado en los últimos 10 años.

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Pero el desastre también despertó las cualidades más bonitas del pueblo puertorriqueño: la solidaridad y el espíritu de lucha.

Organizaciones para crear redes de apoyo se formaron rápidamente, artistas y figuras públicas se unieron para traer ayuda y los vecinos se dieron la mano.

El Gobernador Ricardo Rosselló y su gabinete aseguran que trabajan para asegurar que los puertorriqueños tengan la ayuda necesaria y que el gobierno federal cumpla con su obligación con los ciudadanos americanos.

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Por esto, Rosselló se reunió nuevamente con el presidente Donald Trump y le solicitó abordar las necesidades de la isla y que se brinden soluciones para "estabilizar" Puerto Rico para que sea "más fuerte y mejor que antes". Para Trump, quien visitó la Isla por unas horas el pasado 3 de octubre, la respuesta del gobierno federal se merece un “10”. El sentir de algunos puertorriqueños podría ser otro.

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Sin embargo, en medio de la frustración por el lento progreso en la recuperación de Puerto Rico, empresarios intentan levantar sus negocios y trabajadores salen a la calle – y aun enfrenando grandes dificultades- aportan al levantamiento del País. Con fe, seguimos repitiendo que Puerto Rico se levanta.

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