El nuevo espíritu gótico

Sobre el color negro se asienta el nuevo espíritu gótico, una tendencia que confía en el romanticismo de los encajes, en el poderío y la dureza del cuero y en la suavidad del terciopelo, tejidos que se han encargado de resucitar las prendas góticas en clave sofisticada.

Por lo general, las tendencias no nacen a capricho sino que, temporada tras temporada, se van perfilando a partir de pequeños apuntes. Alzacuellos, levitas, capas y el clásico y siempre elegante tono negro son los principales pilares en los que se sustenta esta mística propuesta.

Si revisamos la historia, se descubre que el nuevo estilo gótico nació en el Reino Unido en la década de los setenta a raíz de un movimiento cultural que bebía los vientos por la literatura y el cine de terror, eso sí envuelto en un halo romántico.

Con la intención de diferenciarse del resto, esta nueva tribu urbana creó su propia estética con diseños que presentaban reminiscencias del Renacimiento y de la elegante época victoriana. El color negro, el cuero, las transparencias y los encajes fueron sus mejores aliados.

Junto a los tejidos se perfiló un maquillaje atrevido que envolvía el rostro en una pátina blanca y realzaban la mirada con grandes trazos de lápiz negro y sellaban los labios con un tenebroso a la par que impactante rojo burdeos.

Y precisamente, en esa estética las grandes agujas del momento se han inspirado para crear sus colecciones, propuestas que confían plenamente en el poder del cuero y del terciopelo para resucitar a una “femme fatale”.

La estética gótica también llamada “vamp” se ha instalado en las pasarelas y también en los escaparates, por obra y gusto de firmas de la talla de Gucci, Versace o Bottega Veneta, empresas que han apostado por colecciones que nacen por el estudio del cuero, de los colores oscuros, de las calaveras, las cruces y el maquillaje dramático.

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