Surrealismo electoral: del mochamanos a la AMLOmanía

Propuestas inusitadas se convirtieron en la parte menos seria pero más llamativa de la campaña.

Un candidato a presidente que propone amputar las manos a los corruptos; unos aspirantes a concejales que se hacen pasar por transexuales para eludir la cuota de género; la implantación de toda una moda, la “AMLOmanía”, que transforma en propaganda todo lo que toca, desde los anuncios de partido más tradicionales a los regalos más insospechados -esterilizaciones de gatos macho y clases de biología molecular- si gana Andrés Manuel López Obrador.

Estos son algunos ejemplos del surrealismo electoral mexicano, la parte menos seria pero más llamativa de esta campaña. 

En cualquier mitin se encuentra gente que no conoce una sola propuesta del candidato que dicen apoyar, pero todos conocen la sugerencia -no metafórica- del independiente Jaime Rodríguez “El Bronco” de “mocharle (cortarle) la mano al que robe”, cuya traducción al lenguaje de signos hizo que el video del intérprete para sordos se volviera viral.

Su opción de crear su propio “FBI”, el “Facebook Bronco Investigation”, no llegó a ser tan conocida. 

Pocos promocionales de la campaña quedarán en la memoria salvo el soniquete del Movimiento Ciudadano, la música de campaña de un pequeño partido que apoya al conservador Ricardo Anaya, en voz de un niño indígena huichol, o la frase “ya sabes quién” para referirse a López Obrador, que recuerda a la saga de Harry Potter donde no se puede nombrar al ‘malo’ de la película pero fue usado para promover al izquierdista. 

Es posible que se recuerde, con risa o con enojo, el mote que le puso AMLO a Anaya -“Ricky Riquín Canallín”-, que el oficialista José Antonio Meade -#Yomero- no sabía el título de un libro escrito por él o que perdió 8 kg durante la campaña como él mismo dijo en un vídeo, pero fue la “AMLOmanía” la que arrasó, alimentada por el peculiar sentido del humor del candidato. 

López Obrador recetó “amlodipina” -una medicina real- al presidente Enrique Peña Nieto para serenarse y contra el “mal de ojo” de su partido, y se burló de sí mismo auto-apodándose “Andresmanuelovich” cuando le acusaron de tener tratos con los rusos -mote que tuvo una versión en muñequito con gorro, estrella comunista y playera de la selección mexicana incluida, para matar tres pájaros de un tiro-. 

Su lema de “Amor y paz” provocó un “revival” de iconografía hippie con el lema “Amlove” pero lo más novedoso fueron las mil y una ofertas prometidas si gana el domingo, promociones que el Instituto Nacional Electoral (INE) acabó considerando legítimas porque no condicionaban el voto. 

Algunas procedían de bares o restaurantes que ofrecían gratuitamente cerveza o los tradicionales tacos, guisados envueltos en tortilla; otras, mucho más sofisticadas, ofrecían clases de biología molecular, terapia psicológica o esterilización de mascotas -eso sí, si eran gatos macho y rescatados de adopción-.

Todas se divulgaron en redes y no hay que descartar que algunas no fueran reales porque un estudio reciente del Instituto de Cibernética de la Universidad de Indiana dijo que el 53% de los seguidores de los candidatos presidenciales que generaban tendencias eran ‘bots’ y no humanos. 

Las autoridades electorales tuvieron quejas de todo tipo que les pusieron en dilemas curiosos. 

Se consideró que las promociones en caso de la victoria de AMLO no violaban la ley, pero se prohibió que una tortillería de un barrio capitalino envolviera sus tortillas con papel en el que se veían las siglas del Ingreso básico universal (IBU) ofrecido por el candidato conservador con la frase “¿Cómo te caerían 1.500 pesos mensuales? El cambio es Anaya! Presidente”.

El INE prohibió esa publicidad pero no por su mensaje sino porque la propaganda de un “artículo promocional utilitario” -como es el envoltorio de las tortillas- debe ser elaborado “con componentes textiles” y no en papel. 

Mucho más grave es el intento de 15 hombres que aspiraban a cargos locales en dos pueblos de Oaxaca y para conseguir la candidatura se hicieron pasar por transexuales con el fin de evitar la cuota de género que impone la ley. El INE descubrió el engaño e inhabilitó sus candidaturas. 

Y entre las muchas denuncias de intentos de condicionar el voto, no faltó una guía contra las trampas, el “manual de la tía Tatiana”, un cómic promovido por Tatiana Clouthier, coordinadora de campaña de López Obrador.

En esa guía alerta de las “urnas embarazadas”, cuando boletas robadas son marcadas por un candidato y metidas en una urna que luego sustituye a la legítima; o de la técnica del “ratón loco” cuando marean a un votante diciéndole que tiene que votar en otro lugar. El cómic también es pragmático: si buscan darte dinero y quitarte tu credencial para votar, “tómalo, no la entregues y vota por quien quieras”.

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