Abuela va a concierto de Bad Bunny en memoria de su nieta

Para cumplir el sueño de la joven, quien murió poco antes del espectáculo

Una abuela puertorriqueña recurrió este miércoles, entrada la mañana, a las redes sociales para reflexionar sobre la tercera función del concierto de Bad Bunny.

La mujer, identificada como Agnes Torres, asistió al evento -que tuvo lugar el pasado, domingo, 10 de marzo- a petición de su fenecida nieta, quien “se mudó repentinamente al cielo” a sus 21 años.

En la publicación, Torres reflexionó sobre cómo el trapero boricua a su modo, y por medio de “lenguaje urbano y cotidiano”, apela a la juventud para que sean “genuinos”.

Sobre 11,000 personas habían compartido este “post” a las 11:30 a.m.

A continuación te presentamos el escrito:

Reflexión de una abuela: “Desde mi dolor en el concierto de Bad Bunny”

"Estuve allí porque ella me dijo con insistencia:

“Awela, si abren la tercera función yo quiero ir contigo”. Cumplí su deseo... 

Fueron tres funciones llenas por completo, cada una de ellas de aproximadamente 17,000 personas que es la capacidad máxima del Coliceo de Puerto Rico “el Choli”. La mayoría de los que asistieron eran niños, adolescentes, jóvenes, adultos jóvenes, otros pocos adultos, y unos menos (como mi esposo y yo) personas de la tercera edad.

¿Qué perseguían? ¿Por qué y por quién fueron influenciados? Pues claro, por el Conejo Malo, que su nombre de pila es, Benito Antonio Martínez Ocasio, rapero, trapero y compositor puertorriqueño, nacido el 10 de marzo de 1994.

Perseguían su música, y todos, todos, todos los asistentes cantaron al unísono una y otra canción, por alrededor de casi tres horas sin parar.

La conexión y admiración hacia este joven puertorriqueño, fue evidenciada por la energía y algarabía que su espectáculo generaba. Cada detalle de la millonaria producción, hacían eco de lo que allí pasaba.

Gracias al sonido y “las voces” del Conejo Malo y sus invitados, no entendí mucho la “lírica inapropiada”. Pero, me preguntaba... “¿qué hay detrás de esta admiración?”

Sin dudas, la trayectoria tan corta pero tan contundente e impactante de su carrera musical es un elemento de influencia a la juventud. La “libertad de expresión”, el uso del lenguaje urbano y cotidiano, el que se habla en muchas de las casas, en los vecindarios, entre amigos. El “ser ellos genuinos y auténticos”, el no fingir lo que no son, el querer hacer “lo que quieran”, sin reglas... pero sobre todo sin ser señalados.

Fuera de la “lírica inapropiada”, el Conejo Malo, las pocas veces que se dirigió al público fue para agradecer su éxito y adjudicarlo al apoyo de su fanaticada, osea “ellos”. Además, asumió postura de “influencer” y animó a todos a cuidar de sus padres, de sus abuelos, y a los que tuvieran hijos, les dijo con énfasis “cuídenlos mucho y den el todo por ellos”. Añadió, “sean felices, disfruten la noche, muchos de ustedes no saben cuándo van a volver a tener momentos tan espectaculares y llenos de alegría como lo que están viviendo hoy”. Los gritos y aplausos de la audiencia no se detuvieron al escuchar sus frases motivadoras.

Fue entonces que entendí...

Que nuestros niños, adolescentes y jóvenes, nos necesitan. Necesitan del apoyo, necesitan que los acompañemos en la vida a hablar “su lenguaje”, a conocer sus inquietudes, a que los dejemos “ser”, que no los señalemos, que no los rechacemos. Lo que necesitan es sentirse “libres”, y no esclavos de sistemas. Este tema no es para debatir mi postura, respeto toda la estructura del sistema familiar como lo estableció el Señor Dios, Rey de mi vida; sino que utilizo la reflexión para comprender la necesidad de los seguidores de Bad Bunny.

¿Qué hacemos por la juventud de nuestro país? ¿Qué hago yo? ¿Qué haces tu? ¿Sabes cuáles son sus necesidades si lo que hacemos es encerrarlos en nuestras propias ideas y/o creencias limitantes?

Afinemos nuestros oídos, y escuchemos con justicia . . . ¡¡Nos están gritando sus carencias!! Aprendamos a ser sabios y a aprovechar “nuestra madurez” no para ser exclusivos, sino inclusivos, y atraerlos, entenderlos, amarlos, consolarlos.

Fue entonces que entendí...

Que en Puerto Rico las iglesias estamos muy lejos de hacer el trabajo que Cristo nos envió a hacer. Que el gobierno no ofrece alternativas de apoyo. Que en los hogares no estamos haciendo bien nuestro trabajo. Que nos falta mucho amor, y sobre todo aprender a amar.

Fue entonces que entendí...

Que el ver las cosas desde otra perspectiva, me acerca más a la realidad. Que si el Conejo Malo logró unir a la juventud de este país en este evento de tantos cuidados y detalles que rayó "sobre lo extraordinario" . . . ¡¡Tu y yo no estamos haciendo NADA!!

Mi nieta Nicole se mudó al cielo repentinamente a los 21 años. Se fue antes de que abrieran la tercera función, pero allí estuve y aprendí... que es muy fácil señalar y rechazar sin hacer lo que el Conejo Malo se ha atrevido a hacer. 

Fue entonces que entendí... (sic.)

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