Por Lilly Rivera
periodista y especialista en Educación para la Salud Pública

“No estás solo en el proceso, no eres la primera ni la última persona con artritis reumatoide (AR). Te vamos a ayudar a entender lo que significa la condición que estás padeciendo y te vamos a ayudar a llevar la vida lo mejor posible”. Con estas palabras inicia la educación en salud a los pacientes en su oficina, la doctora Karina Vilá, especialista en reumatología.

Y no es para menos, ya que a juzgar por su experiencia clínica la mayoría de las personas que reciben un diagnóstico de AR se asustan, “se quedan en shock”, se preguntan “¿por qué a mí?”, y piensan que su vida está acabada. No hay que tener miedo, recalca la reumatóloga Vilá. En cambio hay educarse sobre la enfermedad, buscar ayuda pronto, y recibir los tratamientos que brindan alivio y permiten tener calidad de vida.

La AR es una enfermedad autoinmune incurable que provoca inflamación, dolor, rigidez y pérdida de la función de las articulaciones y alrededor de éstas. Puede causar anemia o dañar los órganos. Afecta tu calidad de vida. Suele comenzar a los 35 años de edad y es más común entre los adultos mayores. Más mujeres que hombres la padecen.

Causa

Se desconoce la causa directa de la enfermedad, sin embargo factores ambientales, bacterias, virus, o predisposición genética pueden ser clave en el desarrollo de la AR. El exceso de estrés físico o emocional puede activar la AR.

El referido temprano es vital

De acuerdo con la doctora Vilá, si tienes hinchazón, rigidez matutina, dolor que te levanta y no puedes cepillarte los dientes o peinarte por tanta inflamación en las muñecas, pérdida de apetito o cansancio excesivo, debes ver a tu médico primario para que te evalúe y de ser necesario haga un referido temprano al reumatólogo.

“Los primeros dos años de la enfermedad es cuando más daño puede causar al paciente, a veces el daño es irreversible”, advierte la reumatóloga con práctica privada en Barceloneta. Si la enfermedad no se atiende adecuadamente la persona puede incapacitarse. La AR es un riesgo independiente para la enfermedad cardiovascular, mientras más temprano se diagnostique menor el peligro de discapacidad o muerte.

Tratamiento

El tratamiento para la artritis reumatoide es individualizado. Va a depender de tu estado de salud. El especialista determina los pasos a seguir basado en la entrevista clínica, historial familiar, examen físico o laboratorios.

“Hoy día los tratamientos permiten una vida activa. Antes se usaba cortisona, básicamente era el tratamiento principal, esto podía subir la presión o el azúcar en sangre, entre otras comorbilidades. Los tratamientos de hoy, tienen pocos efectos secundarios. Ahora se usan agentes modificadores de la enfermedad, entre ellos los inmunosupresores y medicamentos biológicos que ayudan a evitar el dolor y detienen el progreso de la enfermedad, son seguros, hacen la diferencia en los pacientes,” apunta Vilá.

Todos los medicamentos conllevan monitoreo adecuado de parte del especialista, laboratorios, o pruebas de inflamación que ayudan a ver cómo están funcionando. “La gran mayoría de las personas las toleran (las terapias) bastante bien”, certifica la reumatóloga.

Citas médicas

Las personas en tratamiento deben visitar al médico según indicado, aunque se sientan bien.

“Idealmente cada dos a tres meses un reumatólogo puede seguir al paciente en su oficina para ver cómo ha seguido la enfermedad, siempre velando que no surja ninguna complicación”, señala la doctora Vilá egresada de la Universidad Central del Caribe en Bayamón.

“A veces pasa que los pacientes comienzan el tratamiento, empiezan a sentirse bien y como que se pierden (dejan de ir a las citas) o escuchan lo que dice el vecino. Siempre al final terminan (desmejorados) en el consultorio”. La doctora exhorta a que por favor sigan los consejos del especialista y no falten a las citas de reevaluación o ajuste de terapias farmacológicas.

Para lograr mayor bienestar el tratamiento debe complementarse con descanso (dormir unas ocho horas durante la noche), nutrición balanceada y variada, actividad física mínimo 30 minutos tres veces en semana, y estilo de vida saludable. Entre la actividad física recomendada puedes hacer ejercicios de estiramiento, fortalecimiento, o ejercicios acuáticos, caminar, practicar yoga, o Tai Chi. Cuando la inflamación está controlada se puede hacer “todo tipo de ejercicio” comenta la doctora Vilá, incluyendo alguna rutina de pesas, sin excederse.

La doctora Karina Vilá tiene oficina en Barceloneta, atiende al público los martes, miércoles y jueves. Teléfono 787.502.5191

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