Martínez y Bravo piden clemencia al momento de la sentencia

SAN JUAN (CyberNews) – La vista de sentencia en contra del exsenador Héctor Martínez y el empresario Juan Bravo, en el caso de soborno y corrupción que enfrentaban en el Tribunal de Distrito Federal de San Juan, terminó hoy con ambos convictos pidiendo clemencia al Tribunal a nombre de sus familias al momento de ser sentenciados.

Visiblemente afectado por la experiencia, el exsenador Martínez reconoció delante del juez que había deseado que este día llegara, pero que habiendo llegado, deseaba que no terminara. Martínez dijo que enfrentaba este día con entereza y resolución.

Haciendo referencia a su familia y “el dolor” por el que pasaban, Martínez dijo en sala que había perdido en el proceso muchas cosas.

“A mis 43 años, perdí todos mis años de estudio; perdí mi título, el que entregué voluntariamente ayer; perdí mi buen nombre y el de mi familia; y perdí la oportunidad de continuar con el legado de mi padre; perdí mi posición en el Senado; y mis metas, planes y sueños en mi vida personal, profesional y política”, dijo con voz entrecortada Martínez.

El ahora convicto ex senador reconoció que esta experiencia lo ha marcado para el resto de su vida, aunque durante su alocución no dio muestras de arrepentimiento por los cargos que se le imputaron.

Martínez le indico al Tribunal que es el principal cuidador de su madre, una mujer de 81 años, cuya salud se ha visto afectada por el proceso.

Con voz llorosa el exlegislador novoprogresista, le dijo al juez federal Francisco Besosa que “si usted impone una sentencia de cárcel, posiblemente sea la última vez que la vea con vida”, dijo Martinez, refiriéndose a su madre.

Por otro lado, Martínez explicó que también se entero de que su hermana mayor, quien fuera la que lo crio, fue diagnosticada con la condición de lupus.

Por su parte, Bravo, igualmente nervioso y con voz entrecortada, se dirigió al Tribunal diciendo que había dedicado toda su a proveer para su familia, criar sus hijos y proteger a la gente de Puerto Rico.

“Mi reputación ha sufrido y lo que construí lo he perdido. Perdí la profesión que amo, proteger a otros… Debí enfrentar el sufrimiento de mi familia… He perdido tanto, su Señoría”, le dio Bravo al juez Besosa.

No obstante, el convicto empresario aseguró que enfrenta la adversidad con dignidad. “Humildemente le pido que considere lo que he hecho en mi vida. Pido compasión, no para mí, sino para mi familia”, dijo Bravo antes de ahogarse en llanto.

Una vez se hubo compuesto, el empresario recontó cómo durante el último año tuvo que combatir una condición que “casi me arrebata la vida”, y que en ocasiones llegó a pensar que debía morir.

Tal como lo había pedido su abogado, David Chesnoff, Bravo solicitó al Tribunal que si era sentenciado a cárcel, pudiera cumplir su condena en una institución hospitalaria para poder continuar con su tratamiento, de manera que pudiera “tener una certeza para el futuro”.

A preguntas del juez Besosa, Bravo dijo que hace 10 días fue sometido a una operación en Boston.

Por su parte, el fiscal federal Peter Koski solicitó del Tribunal una sentencia de cárcel con agravantes para ambos convictos.

“Traicionar la confianza del Pueblo de Puerto Rico no puede ser razón para una fiesta”, dijo Koski en referencia al espectáculo que se vivió frente al Tribunal Federal durante el juicio en su fondo en contra de Martínez y Bravo.

En ese entonces, el presidente del Senado Thomas Rivera Schatz, movilizó a los senadores del Partido Nuevo Progresista (PNP) hasta el Tribunal Federal en una guagua de la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA), so color de prestarle apoyo a Martínez, a quien identificó como “su amigo”.

“Allí lo que reinó era una atmósfera de carnaval. Un grupo políticos alborotosos llegó hasta allí [frente al Tribunal Federal] en una guagua a la que se refirieron como el party bus”, dijo el Fiscal federal, a la vez que reiteraba que traicionar la confianza del pueblo no podía ser objeto de una fiesta.

En ese momento, el juez Besosa interrumpió al fiscal para señalar que “yo no veo a nadie de esa guagua aquí en sala hoy”.

“A las únicas personas que veo aquí, son las que deben estar. Los acusados, sus familias y sus amigos”, dijo Besosa.

La reacción del abogado de Martínez, Abbe Lowell, a los señalamientos del fiscal Koski, no se hicieron esperar.“Se ha mostrado en esto. Usted va a mandar a estos hombres a la cárcel… Aquí todos sabemos eso”, le dijo Lowell al juez Besosa.

“Yo pensaba que el fin de la no reincidencia podía servirse sin una sentencia de cárcel. Usted obviamente no piensa lo mismo”, le dijo Lowell al juez, a la vez que recalcaba que la sentencia no tenía que ser de entre 10 y 12 años de cárcel.

Lowell enfatizó en el aspecto de regalías (“gratuity”) contenido en las guías de sentencia del Tribunal Federal. La estrategia de los abogados de defensa sobre el asunto de la regalía, fue un intento por eliminar de la consideración del juez los agravantes en el caso.

En el Tribunal se debatió si el viaje a Las Vegas había sido un soborno a Martínez para que actuara a favor de la aprobación de los proyectos de ley presentados ante el Senado, o si el viaje era un regalo por una acción tomada por el legislador.

Dependiendo de la decisión del juez, Bravo se expone a unos 15 años de cárcel, mientras que Martínez se expone a unos 19.

A la salida del Tribunal, familiares y amigos de ambos acusados se veían llorosos y emocionalmente afectados por el proceso. Ninguno de los abogados de los convictos estuvo disponible para comentar. Solo Martínez tuvo unas breves palabras para los miembros de la prensa que lo esperaban a la salida del Edificio Federal.

“Este es el momento más difícil en este proceso”, dijo Martínez, a los periodistas.

Solo el portavoz de la Mayoría en la Cámara de Representantes, Carlos “Johnny” Méndez, estuvo en el Tribunal para brindarle apoyo a su correligionario.

“Yo estoy aquí para apoyar a Héctor en este momento… El es mi amigo, y los amigos se apoyan en las buenas y en las malas”, dijo Méndez poco después de expresar su apoyo al exsenador el miércoles en la tarde.

La sentencia de Martínez y Bravo está pautada para mañana en horas de la mañana.

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