Obama y los republicanos comienzan una campaña de presión sobre

Washington (EFE).- El presidente estadounidense, Barack Obama, y la oposición republicana en el Congreso intentan desde hoy recabar apoyos públicos a sus posiciones sobre la necesidad de un acuerdo que evite el "precipicio fiscal".

Demócratas y republicanos discrepan, sobre todo, en si subir o no los impuestos a los más ricos.

A menos de cinco semanas para que se produzca el temido "precipicio fiscal", en el que coincidirían el fin de exenciones fiscales y la ejecución de duros recortes automáticos de gasto, tanto los demócratas, liderados por Obama, como la oposición republicana han iniciado una intensa campaña de relaciones públicas.

Obama tiene previsto reunirse hoy con 15 pequeños empresarios y el miércoles con ciudadanos de clase media, al tiempo que negocia en privado con los líderes republicanos en la Cámara de Representantes.

El estilo de la campaña electoral parece que se impone en la estrategia para ganar apoyos en el debate fiscal y el viernes Obama viajará a Hatfield (estado de Pensilvania) para dar un discurso en una planta manufacturera.

El presidente ha puesto al Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, que no continuará en el puesto durante el segundo mandato de Obama, al frente de las negociaciones con los republicanos, que se niegan a que se suban los impuestos a los que ganan más de 250.000 dólares.

Por su parte, los republicanos en el Congreso anunciaron hoy que se reunirán esta semana en el Capitolio con representantes de grandes empresas estadounidenses, tal como hizo una semana después de su reelección Obama.

Un plan fiscal consensuado entre demócratas y republicanos antes de que acabe el año es esencial para evitar unos durísimos recortes automáticos al presupuesto, acordados 'in extremis' en el verano de 2011 para conseguir aumentar el techo de la deuda.

Si además de eso, no se consigue un acuerdo para prorrogar los recortes de impuestos que se han mantenido vigentes desde el mandato de George W. Bush, la economía estadounidense podría volver a caer en la recesión y lastrar la recuperación global.

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