Caravana migrante se asesora y prepara llegada a EEUU

Abogados los asisten y tratarán de pedir asilo este domingo, aunque podrían ser deportados.

Unos 170 migrantes que forman parte de una caravana de solicitantes de asilo centroamericanos llegaron el jueves a Tijuana, uniéndose a casi 200 más en su última parada antes de entrar a Estados Unidos.

Tres autocares escoltados por la policía mexicana trasladaron a los migrantes, muchos de ellos mujeres, niños y transexuales, por una carretera de montaña plagada de curvas desde la ciudad fronteriza de Mexicali a Tijuana.

Algunos abogados planeaban impartir talleres gratuitos sobre el sistema migratorio estadounidense el viernes y el sábado, debido a que muchos de los centroamericanos tienen pensado solicitar asilo a partir del domingo en el cruce fronterizo de San Ysidro, en la ciudad de San Diego, el más transitado del país.

Los albergues para migrantes en el vecindario Zona Norte de Tijuana, donde se ubican muchos burdeles y bares sórdidos, estaban llenos. Ello obligó a que los organizadores de la caravana buscaran otros lugares para conseguir un hospedaje temporal, dijo Leonard Olsen de Pueblos Sin Fronteras, un grupo activista que encabeza la caravana.

Los migrantes que pernoctaron en un albergue de Mexicali estaban cansados por el largo recorrido y nerviosos por la posibilidad de ser detenidos en Estados Unidos, pero también informados sobre sus derechos para solicitar protección de la persecución en sus países de origen, señaló Olsen. Muchos centroamericanos que pretenden solicitar asilo expresaron que enfrentan amenazas de muerte por parte de pandillas criminales en su tierra natal.

“Es un momento que cambia la vida”, dijo Olsen en Mexicali mientras aguardaba la llegada de tres autobuses, mientras algunos policías federales supervisaban desde una zona cercana.

Las caravanas han sido una táctica común de los grupos activistas para atraer la atención a los solicitantes de asilo, y el grupo más reciente es mucho menor al de otras oleadas de migrantes que han llegado a la frontera, pero acaparó los titulares luego de que el presidente Donald Trump lo criticó desde que comenzó su viaje el 25 de marzo en la ciudad de Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas, cerca de la frontera con Guatemala.

La caravana llegó a reunir hasta 1,000 personas a su paso por México, mientras Trump y sus colaboradores la calificaban como una amenaza significativa y la describieron como evidencia de una frontera disfuncional.

El mandatario dijo el jueves que la caravana es una justificación para el muro fronterizo que quiere construir, pese a que los solicitantes de asilo planean entregarse a los inspectores fronterizos y están legalmente autorizados para solicitar protección. Trump indicó que ordenó al Departamento de Seguridad Nacional que “detuviera la caravana”, pero que se necesita hacer más.

“Necesitamos un muro fuerte e impenetrable que ponga fin a este problema de una vez por todas”, escribió.

Kirstjen Nielsen, la secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, dijo el miércoles por la noche que cualquier persona que intente ingresar a Estados Unidos apoyándose en declaraciones falsas ante las autoridades quedará sujeta a un proceso penal. Advirtió que también podría quedar sujeta a proceso cualquier persona que pudiera asesorar a inmigrantes para que hagan declaraciones falsas en un intento de ingresar a Estados Unidos.

La amenaza de Nielsen cae dentro de la narrativa del gobierno de que hay un fraude generalizado en las solicitudes de asilo y de que los solicitantes reciben asesoría sobre qué decirle a las autoridades estadounidenses. La secretaria destacó que los solicitantes de asilo de la caravana deberían pedir protección en el primer país seguro al que lleguen, incluido México.

El gobierno de Estados Unidos está organizando la asignación de recursos para asegurarse de que en cada caso se emita un fallo sin demora, señaló Nielsen. Por su parte, el secretario de Justicia Jeff Sessions ha dicho que podría asignar más jueces de inmigración para que manejen casos relacionados con los miembros de la caravana.

En tanto, Amnistía Internacional colocó una valla publicitaria para promover el derecho a recibir asilo en Estados Unidos en una camioneta que recorrió las calles de la ciudad de Tijuana.

Se están montando cuatro sitios en Tijuana para que los abogados comenten a los migrantes qué deberían esperar cuando se entreguen a las autoridades estadounidenses de inmigración para ser interrogados.

De momento no está claro cuántas personas solicitarán el asilo en Estados Unidos. José María García Lara, presidente del albergue Juventud 2000 en Tijuana, dijo que cerca de un 35% de más de 100 personas de una caravana de centroamericanos decidieron quedarse en la ciudad del estado de Baja California en noviembre del año pasado.

El albergue Juventud 2000 para migrantes, ubicado en la orilla de la zona roja de Tijuana, estaba repleto con coloridas tiendas de campaña en las que había más de 150 personas el jueves.

El guatemalteco Ignacio Villatoro, de 41 años, dijo que la retórica de Trump acerca de la caravana lo entristeció porque siente que podría disminuir sus oportunidades de obtener asilo para él, su esposa y sus cuatro hijos. De todas formas piensa intentarlo el domingo.

“Dios es justo y poderoso”, afirmó afuera de su tienda. “Un milagro va a tocar migración y el presidente”.

Los Villatoro huyeron de un poblado cerca de la frontera mexicana por razones que Ignacio no quiso explicar debido a que teme por la seguridad de su familia.

Esperan reunirse con familiares en Los Ángeles, donde dijo que sus hijos podrían aprender inglés, ir a la escuela, jugar en parques y comprar juguetes, lujos a los que no tienen acceso en Guatemala.

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