Las personas que son secuestradas y permanecen durante muchos años con sus captores pueden desarrollar el síndrome de estocolmo, un estado psicológico en el que la víctima de secuestro o persona detenida en contra de su voluntad, desarrolla lo que pudiéramos describir como una relación de complicidad con sus secuestradores.
En ocasiones los prisioneros pueden acabar ayudando a sus secuestradores a alcanzar sus fines, evadir la justicia e incluso iniciar una relación amorosa con su captor.
