Cuando todo indicaba que la semifinal de la Copa Mundial de Fútbol Femenino se definiría en tiempo extra, el partido se decidió dramáticamente con una jugada inesperada.
La inglesa Laura Bassett metió un autogol en el minuto 92 de la prórroga y entregó al combinado japonés el pase a la última ronda del Mundial de Canadá.
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Ahora Japón y Estados Unidos se medirán en la final, que promete ser una atractiva cita. El domingo 5 de julio el cuadro estadounidense tendrá la opción de vengar la final perdida hace 4 años ante las Nadeshiko, defensoras del título.
El infortunio que acompañó a Bassett en la última jugada del partido evitó una prórroga que los 31,467 aficionados congregados en el Estadio Commonwealth de Edmonton ya habían asumido, después de 90 minutos en los que las japonesas se vieran maniatadas por el derroche físico de sus adversarias, primerizas en semifinales.
Escondieron, sin embargo, su inexperiencia las pupilas del galés Mark Sampson y, con una propuesta simple que combinaba intensidad y velocidad, se plantaron sin complejos frente a las defensoras del título.
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En un bonito duelo de estilos, las leonas y las Nadeshiko encontraron numerosos senderos hacia el área rival. Unas, gracias a las incursiones de Lucy Bronze y otras, por mediación de una incisiva Nahomi Kawasumi.
Fue, no obstante, una equivocada decisión arbitral la que desequilibró el duelo a favor de Japón. La neozelandesa Anna-Marie Keighley castigó con penalti una infracción de Claire Rafferty fuera del área. No desaprovechó Aya Miyama esta concesión y, en el minuto 33, Japón tomó el mando (1-0).
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La alegría nipona duró siete minutos, el tiempo que tardó la colegiada en subsanar su error con otro igual de grave. Una falta inexistente de Yuki Ogimi sobre Steph Houghton permitió a Fara Williams perforar la meta rival con un potente disparo cruzado desde los 11 metros.
Recuperó el conjunto inglés la igualdad que había merecido al negar durante el primer parcial las combinaciones de las pupilas de Norio Sasako en la zona de tres cuartos.
Víctimas de un juego atípicamente lento, las campeonas asiáticas avivaron el sueño que mantuvo despiertos más allá de la medianoche a los aficionados ingleses: la búsqueda de la primera final mundialista desde 1966, año en que el combinado masculino disputó y ganó en Wembley el decisivo encuentro por el título.
Toni Duggan, Ellen White -sustituta de Jodie Taylor-, Jill Scott y Claire Rafferty acariciaron el gol pero las intervenciones de Ayumi Kaihori y el larguero, en dos ocasiones, les impidieron tomar ventaja.
La entrada de Mana Iwabuchi reactivó momentáneamente el ataque nipón pero, una vez templada la agitación que supuso la entrada de la delantera del Bayern de Múnich, el cuadro inglés se lanzó a por el segundo tanto.
Lo anotó Laura Bassett pero en propia puerta, ya con el tiempo reglamentario cumplido en el final más cruel e inmerecido.
El definitivo 2-1 precipitará la reedición este domingo en Vancouver de la final del anterior Mundial femenino, entre las selecciones de Japón y Estados Unidos.
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