El presidente Donald Trump dijo el domingo que no considera despedir al fiscal especial Robert Mueller aun cuando su gobierno se ha visto obligado a lidiar una vez más con la creciente pesquisa sobre Rusia que ha empañado a la Casa Blanca durante gran parte de su primer año en el cargo.
A su regreso a la Casa Blanca desde Campo David, se le preguntó a Trump si consideraría emprender el proceso para destituir a Mueller, que investiga si la campaña del presidente se coordinó con funcionarios rusos durante los comicios del año pasado.
El presidente respondió: “No, no lo estoy haciendo”.
Sin embargo, Trump señaló que la acción de Mueller para acceder a miles de emails que fueron enviados y recibidos por representantes suyos antes del inicio de su gobierno suscitó un aumento de las críticas de los conservadores, incluso de los abogados que participaron en la transición, y reavivó los rumores de que el mandatario podría actuar para poner fin a la investigación.
“No se ve bien. Es bastante triste ver que mi gente está muy molesta”, declaró Trump. “No puedo imaginar que haya algo contra ellos, francamente. Porque como lo dijimos, no hay colusión. No hay colusión de ningún tipo”.
El sábado, el asesor legal del equipo de transición envió una carta a dos comisiones del Congreso en la que decía que los investigadores de Mueller habían obtenido en forma indebida miles de documentos sobre la transición.
Los investigadores no solicitaron directamente los correos al grupo de transición del mandatario, Trump For America, que aún existe, sino a la Administración General de Servicios de Estados Unidos (ASG por sus siglas en inglés), una agencia federal independiente que archivó los materiales, según fuentes cercanas al grupo de transición.
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Un portavoz de Mueller dijo el material se obtuvo apropiadamente.
“Cuando hemos obtenidos correos electrónicos durante nuestra actual investigación penal, hemos recurrido al consentimiento del dueño de la cuenta o al debido proceso penal”, afirmó dijo Peter Carr.
Sin embargo, muchos aliados de Trump han aprovechado el asunto como un nuevo pretexto para mellar la credibilidad de la investigación.
Miembros de la prensa conservadora y algunos legisladores republicanos han comenzado a cuestionar sistemáticamente los motivos y la credibilidad de Mueller, mientras el mismo presidente ha descrito como una “desgracia” que algunos mensajes de texto y correos electrónicos de dos agentes del FBI tuvieran un contenido anti-Trump. Uno de esos agentes formaba parte del equipo de Mueller y ya fue despedido.