Pastor y “stripper” atea se unen por los niños migrantes

PORTLAND - Un reverendo cristiano y una bailarina de un club de "striptease" de Oregón han dejado atrás sus notables diferencias para ayudar juntos a niños afectados por la reciente redada en el estado de Misisipi que concluyó con el arresto de unos 680 indocumentados.

A pesar de sus divergencias, el pastor Adam Ericksen, de la Iglesia Unida de Cristo, y Dawn McCall, una bailarina exótica conocida como "Dawn Blu" y que trabaja en el club Casa Diablo de Portland, lanzaron la campaña "Caridad de Nuestros Niños" devastados por las noticias de las redadas.

"Nunca hubiera pensado que estaría trabajando con 'strippers', pero Dios ha puesto a Blu y a las chicas en mi vida y, además de ayudar, hemos desarrollado una amistad", dice el pastor progresista a Efe.

Junto con sus "nuevas amigas", quiere mostrar que personas de "muy diferentes ámbitos" pueden unirse para un "propósito superior", como el que surgió a comienzos de agosto después de que agentes migratorios realizasen en varias plantas de procesamiento de alimentos de Misisipi la mayor redada de la historia de Estados Unidos.

Algunos niños cuyos padres fueron detenidos todavía no pueden estar con al menos uno de sus progenitores, pues algo menos de la mitad de los detenidos todavía no han sido liberados, según dijo recientemente una portavoz del Departamento de Servicios de Protección Infantil de Misisipi.

McCall coincide con el religioso en que, aunque sus mundos son diferentes, comparten el "querer ayudar a los que lo necesitan".

"No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras bebés y niños, incluso menores de 5 años, se quedan sin padres", dice McCall. "Las 'strippers' también somos madres y no queremos esto", afirmó.

Ambos discutieron la iniciativa en un video subido a Facebook el pasado 16 de agosto bajo la etiqueta #sinnersandsaints (#Pecadoresysantos).

"Como atea, sé que suena raro que una bailarina de un club de 'striptease' se una con la iglesia, pero esto es Portland y nos gusta ser raros", indica la bailarina mientras el reverendo va más allá y apunta que esa capacidad de dejar atrás las diferencias es algo "fascinante".

McCall y un equipo de compañeros de la industria del sexo han organizado eventos de caridad las próximas semanas en Casa Diablo, club conocido por su política de prohibir a los artistas portar productos de origen animal en el escenario.

Por su parte, el reverendo ha pedido a los feligreses de su iglesia de la ciudad de Milwaukie, en el condado de Clackamas, y otras comunidades religiosas del área de Portland, que contribuyan financieramente para ayudar a estos pequeños de origen inmigrante.

"Porque al final del día, todos somos santos y todos somos pecadores, y los hijos de Misisipi también son nuestros hijos", recalca Ericksen.

A esta campaña se ha unido también la artista de Nueva York Lauren Seeley, quien ha donado camisetas bajo la etiqueta #ourkids, que se venden en la tienda online etsy.com a un precio de 35 dólares. El 100% de las ventas irán a la Alianza de Derechos de Inmigrantes de Misisipi (MIRA).

"El impacto ha sido enorme más allá de mis expectativas, es difícil obtener un número exacto de las donaciones, pero muchas personas han comprado camisetas, muchos han donado en mi iglesia y las 'strippers' continúan haciendo lo suyo", explica Ericksen.

El pastor y la "stripper" se conocieron por primera vez gracias a los mensajes que Ericksen publica en las marquesinas de su iglesia, como uno que decía: "Lady Gaga conoce el cristianismo como nosotros. LGBTQ son bienvenidos".

La bailarina le escribió para agradecerle ese apoyo tan inusual, y donó 150 dólares a la iglesia como muestra de una empatía de dos mundos tan opuestos.

Esa comunión fue reafirmada cuando el pastor predicó un sermón el pasado 11 de agosto, y que subió posteriormente a su web, con el título "Strippers nos conducirán al reino: luchando por nuestros hijos en Misisipi".

El subtítulo debajo del video del sermón decía que Dios no aprueba las políticas "crueles" del Gobierno del presidente Donald Trump ni que las autoridades migratorias "separen a los niños de sus padres".

"Porque el Dios de Jesús está preparando una fiesta y todos están invitados. Es un placer para Dios servir generosamente a todos, incluidos los inmigrantes indocumentados, las personas de piel morena, las personas blancas, los pobres, los homosexuales y transgénero", escribió el pastor.

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