Cuando alguien llama al 911 para contactar a la policía en la exclusiva ciudad costera de Santa Mónica, California, se envía un dron desde el techo de la estación con solo presionar un botón.
Los oficiales también responden. Pero la mayoría de las veces, el dron llega primero, corriendo a un conjunto de coordenadas GPS ingresadas por el controlador. A veces está allí en tan solo 30 segundos.
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“Es un cambio fundamental en la forma en que podemos llevar los servicios policiales a nuestra ciudad”, dijo Peter Lashley, un veterano de la fuerza que a menudo pilotea el dron desde un centro de comando lleno de pantallas dentro de la estación de policía.
La potente cámara del dron puede proporcionar una vista de varios bloques cuadrados, o puede acercarse lo suficiente como para leer una matrícula.
En Santa Mónica, la cámara del dron fue el único testigo de un robo brutal, y uno de los dos sospechosos fue detenido y condenado.
En al menos tres ocasiones, proporcionó a los oficiales que respondieron información crítica, que de otro modo no se podría obtener: que lo que parecían armas en las manos de los sujetos no eran armas de fuego reales.
Esa idea permitió a los oficiales responder de manera mucho menos agresiva.
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